viernes, 8 de enero de 2010

Comunicación, asertividad y educación

La persona no es sola, su ser tiene carácter de coexistencia. En este sentido la comunicación es una dimensión muy importante del ser de las personas. En el juego de la comunicación entre las personas el dar y aceptar son unas fichas fundamentales. Aceptar es aceptarse, como persona, con limitaciones y virtudes, y aceptar es también aceptar al otro. Por otro lado el dar también supone otro, al que hay que aceptar con sus particularidades y limitaciones. Pero esto hay que saber hacerlo y supone cierto esfuerzo personal ya que en ello hay algo de sometimiento personal, que siempre cuesta.
Además creo que en el ámbito profesional de la educación, la aceptación de los demás como son, de los alumnos, es muy importante a la hora de comunicarse con ellos y de transmitirles una buena educación. Saber decir lo justo en el momento oportuno, sin herir, sin ser agresivos, de manera que el otro se sienta acogido, comprendido, creo que en cierta manera es un don, pero es educable. Ser asertivos intuyo que tiene mucha relación con la decisión, la firmeza y la seguridad.
Cuando tratemos de educar a nuestros alumnos en la firmeza y seguridad tendremos que enseñarles a atreverse a decir las cosas sin inhibiciones: “si crees que tienes razón, ¡dilo!”, diremos a nuestros alumnos. Pero esto no será suficiente, puesto que tendremos que enseñarles a que lo digan bien, sin herir a los demás, sin enarbolar la bandera reivindicativa del ¡es mi derecho! o por el contrario, de una manera agresiva culpando a los demás. Nosotros, profesores, tenemos que aprender a educarles en el valor positivo de la asertividad, sin dejar de recordarles que todas las personas se merecen un respeto. Pero para eso primero tú y yo debemos dar ejemplo, no podemos ir imponiendo nuestras razones o convicciones, humillando y atropellando a nuestros alumnos o a las personas, en general, con las que tratemos. Cuando nos encontremos ante un desencuentro con otra persona no podemos huir ni imponernos, porque así no estaremos buscando realmente una solución y no habrá lugar para una buena comunicación.
A nuestros alumnos tendremos que saber darles buenas razones y argumentaciones, ya que si tenemos en cuenta que serán unos adolescentes que nos repliquen con el “a mí no me parece” “y esto ¿por qué?”, como buenos educadores tendremos que saber dar razones que interioricen. Si no damos explicaciones, ni razones y sin darles a los alumnos la oportunidad de expresar sus sentimientos o emociones, no podrán ejercer su libertad personal. ¿No os parece vital que nuestros alumnos tengan juicios personales, argumentos para rebatir y defenderse verbalmente, para hacer frente a situaciones ingratas, que sepan decir sí y no? Los alumnos, y profesores, que nos conformemos con “me da igual” adoptaremos una postura de pura cobardía, de pura pereza mental, es un no atreverse a decidir, e incluso un no estar seguros de los que piensan o pensamos. Los que no valoran sus opiniones, ni defienden sus derechos, que huyen o evitan conflictos antes de enfrentarse a ellos, son pasivos y no asertivos.
Pero, ¿cómo educar el carácter de nuestros alumnos? Creo que para esto es de vital importancia el ejemplo personal, puesto que como en toda comunicación, uno no puede dar lo que no tiene. Nosotros tendremos que cuidar el lenguaje, tanto el verbal como el no verbal (saber mirar, cuidar los gestos, las sonrisas, dar un apretón de manos si hace falta, evitar silencios prolongados, pero saber valorar el silencio oportuno), para que los alumnos aprendan con nuestro ejemplo. No podemos dejar de hacer halagos, para que los nuestros alumnos aprendan que se puede y debe decir algo bonito a los demás, hay que felicitarles por el trabajo que han hecho, admirarse ante sus creaciones y si hay que corregirles, hacerlo en positivo.
Agradecer, excusarnos, pedir perdón, también tendremos que aprender a hacerlo los profesores para que los chicos aprendan. Enseñarles a rechazar o aceptar propuestas, que sepan pedir tiempo para decidirse (déjame pensarlo, lo valoraré y ya te contestaré.) Enseñarles a hacer frente a las críticas: valorándolas y viendo que hay de verdad en ellas, y si son injustas enseñarles que pueden expresar su desacuerdo sin discutir. También enseñarles a decidir, sin que sean excesivamente analíticos y demasiado impulsivos. Valorar las posibles soluciones. Es fundamental que respetemos a nuestros alumnos como son y que los alumnos respeten la individualidad de cada compañero, desde la firmeza y la seguridad de lo que uno mismo es y piensa.

La asertividad es una capacidad que debe ser trabajada para entender al otro, para conocerle y para poder ayudarle, al ser una comunicación supone un dar y aceptar. Lo que uno da, uno comunica, comparte y al compartir también crece como persona. Por eso es tan importante en la asertividad trabajar también la capacidad de responder, de aceptar, de acoger, porque ¿dónde quedan los estados emocionales, las donaciones personales (emocional, afectiva, intelectual…) que nadie entiende que nadie recoge? Se pierden, se abortan.
El crecimiento personal supone don y aceptación, la asertividad es un instrumento útil en este intercambio.






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